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Mica

Justicia y Bondad

Mishpatim > Shemot 21:1 - 24:18


Traducido como “ordenanzas” o “leyes”, la lectura de Torá de esta semana contiene leyes de orden civil, las cuales procuran hacer respetar los derechos básicos en los distintos tipos de

relaciones interpersonales.



Si bien entendemos que es necesaria la existencia de normas que regularicen la vida social y que se encarguen de garantizar la justicia y la equidad ante, por ejemplo, hechos delictivos, asuntos financieros o actos de obligación moral; nos preguntamos ¿por qué razón este conjunto de ordenanzas cívicas se encuentran luego de la Parashá Itro, en medio del relato de la entrega de la Torá?


Entendiendo que el conjunto de leyes que estudiamos esta semana no son meramente una serie de pasos legales para regir una comunidad sino que son, en realidad, una forma de aprender sobre la justicia y la bondad, dos componentes necesarios para elevarnos y ser una “goi kadosh” (nación sagrada).


Rashi explica que la partícula conjuntiva “Y” de la frase de apertura: “Y estas son las ordenanzas” alude a que —al igual que los Diez Mandamientos citados en la sección anterior— también éstas fueron transmitidas por Hashem a Moshé en el Monte Sinaí.


Es decir, este sentido de continuidad nos deja razonar que son leyes divinas, por lo tanto, no son ni relativas, ni subjetivas y son, ante todo, la voluntad de nuestro Creador. Al observar en detalle cada ley podemos entender el sentido de equidad y bondad con el que nos debemos dirigir hacia otros.


Esta concepción de bondad es tal que, explica Rab Yosef Bitton, el código de Mishpatim comienza significativamente con los más débiles, centrándose en sus derechos en lugar de desarrollar primeramente sus obligaciones con sus patrones (en referencia a la ley de los sirvientes hebreos).


El estudio de esta porción nos desafía a dirigirnos con integridad, a respetar a otros, a no ser crueles ni permitir que la mentira o el soborno nos lleven a cometer injusticias, a actuar con parcialidad y humanidad. Entonces podremos santificar aquellos aspectos que hacen que seamos humanos, y otorgar reverencia y amor a D’s, cuidando nuestro trato hacia nuestros semejantes.


Por lo tanto “no permitamos que el móvil que nos induzca a observar estas normas sea el mero factor social encapsulado en ellas, apuntemos más bien a un móvil mucho más sublime: ¡Cumplirlas, sencillamente, porque son la voluntad del Creador!”

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